
Déjame que hoy, día de la madre, sea yo quien te cuente un cuento mamá
Somos muchos los que no podemos celebrar este día 3 de mayo, día de la madre cómo nos gustaría.
Algunos porque esta situación de cuarentena hace que tengamos que trabajar un poco más la paciencia antes de poder abrazar a nuestras madres. Otros porque sus madres se han marchado antes de lo que hubieran deseado.
Estaba tomando café mientras miraba por la ventana y mi mente ha empezado a rememorar momentos de mi infancia. No he podido evitar el emocionarme recordando tantas muestras de ese amor infinito que sólo una madre sabe dar.
Son recuerdos propios, pero estoy seguro de que muchos coinciden con los tuyos querido o querida lector o lectora.
Seguro que recuerdas esas manualidades que hacíamos en el colegio para regalar a nuestras mamás por el día de la madre.
Esos dibujos en los que poníamos todos nuestro esmero, que ahora llamamos garabatos, pero que para nuestras madres eran las mejores obras de arte, dignas de ser colgadas en los lugares más importantes de la casa, como la puerta de la nevera, por ejemplo.
Los cuentos y las historias que nos contaban, antes de dormir o cuando estábamos aburridos.
Fruto de aquellas historias surgió mi pasión por la lectura. Y también por escribir mis propios cuentos.
Y recordando aquellos cuentos, me he animado y he decidido empezar a escribir hoy uno.
Como todo cuento que se precie, lo primero es buscar un personaje principal. Ese que va a vivir mil y una aventuras.
Para ese puesto no vale cualquiera.
Debe ser un personaje muy especial. Que sea capaz de salir adelante por muy complicadas que se pongan las cosas.
Por eso, una de sus principales cualidades será su fortaleza para afrontar sus aventuras sin agotar su energía.
Debe saber un poco de todo. Sí, eso hay que tenerlo en cuenta. Porque se puede encontrar con situaciones inesperadas en cada capítulo.
Ahora que lo pienso, también necesitará paciencia, porque no siempre las cosas le van a ir bien.
Requisito imprescindible que sea valiente y no tenga miedo ni a golpes ni a heridas. (Y que sepa curarlas también es muy importante).
Que no tenga miedo si en alguna de sus aventuras se encuentra en la soledad. Que a pesar de eso, sea capaz de ser más grande que sus circunstancias y seguir adelante en su camino.
Este personaje debe ser divertido, tanto que pueda hacernos reír hasta que nos salten las lágrimas, de risa claro.
Como todo protagonista de una gran historia, debe hacernos soñar. Incluso debe de ser capaz de inspirarnos a alcanzar nuestras metas.
En resumen, el personaje principal de esta historia va a ser como todas esas mujeres que han sido, son y serán madres.
Ya os contaré cómo sigue el cuento. Mientras tanto, feliz día de la madre.
Te quiero mamá.
Por Juanjo Soldevilla
Director de expansión de ESINEC