Quien más, quien menos, todos sabemos qué son las cookies. O al menos hemos oído hablar de ellas.
Para una persona un tanto “esnob” podríamos estar refiriéndonos a “galletitas”, la traducción literal del anglicismo “cookies”.
Para el resto de los mortales, se refiere a unos archivos que crean las páginas web y que guardan información para “hacer que nuestra experiencia en línea sea más sencilla” (Google dixit).
Dicho de otra forma, son pequeñas piezas de información enviadas por un sitio web y almacenadas en el navegador del usuario, de forma que esa web puede consultar la actividad previa del navegador.
Así, podemos dejar contraseñas guardadas, espacios personalizados… o ver “curiosamente” anuncios de temas relacionados con búsquedas que hemos hecho anteriormente en otras páginas.
Es decir, las cookies se meten dentro de nuestro navegador y manipulan la información que nos llega.
Conste que no estoy siendo conspiranoico, sólo estoy describiendo una realidad. O más bien, una arista de una realidad mucho más compleja.
A fin de cuentas, no he dicho que las cookies sean buenas o malas. Sólo que manipulan la información que nos llega, pues nos presentan más de aquello que hemos buscado previamente y omiten otros temas que, dado nuestro comportamiento anterior, parecen no interesarnos.
Entonces, ¿a qué viene el título del presente artículo? ¿Por qué hablo de cookies positivas?
Imaginemos por un momento que pudiéramos instalar cookies en nuestro cerebro. Ya que estamos, imaginemos que consiguiéramos programar unas “galletitas” cerebrales que nos mostrasen más de aquello que queremos observar.
Sería más adecuado decir que nos enfocasen hacia aquello que queremos observar, pues nuestros sentidos pueden percibir gran cantidad de información, pero nosotros enfocamos la atención hacia un lado u otro en función de nuestra programación mental, fruto de nuestro pasado.
Volvamos. ¿Y si pudiéramos programarnos para enfocarnos en lo positivo? ¿Y si pudiéramos manipular nuestras mentes para tener más presentes nuestras fortalezas y no tanto nuestras debilidades?
¡Ha dicho “manipular la mente”! ¡A la hoguera con él!
Que nadie se asuste. No estoy sugiriendo que el presidente de la UCAM tuviera razón al afirmar que “Las fuerzas del mal quieren controlarnos con un chis”.
Nota: si no sabes de qué te hablo, te recomiendo que vayas a tu navegador y pongas esa frase en Google. Verás algunos vídeos muy divertidos de ese loco y de las burlas que luego se hicieron acerca de ese tema.
Lo que yo estoy proponiendo, en una suerte de propuesta de ciencia ficción (o quizás no tanto), es que pudiéramos programar nuestro cerebro para que se enfoque en lo positivo, en nuestras bondades y fortalezas, en nuestra capacidad de resiliencia y de consecución de los objetivos que nos proponemos.
Sería fabuloso. ¿No crees? Imagina que de los 60.000 pensamientos que tenemos al día, el ochenta por ciento de los cuales suelen ser negativos, ahora ese porcentaje se pudiera reducir, por ejemplo, a un veinte por ciento.
¿Seríamos capaces de conseguir más cosas? ¿Podríamos vivir una vida más feliz, con menos preocupaciones? A fin de cuentas, nos pasamos el día preocupados por cosas que, en su gran mayoría, nunca suceden. Y eso nos asusta y nos limita para tomar acción hacia aquello que nos gustaría conseguir.
De hecho, muchas personas ni siquiera se atreven a soñar. Sus creencias limi-tontas son tan poderosas que ya no se permiten descubrir qué es lo que realmente quieren conseguir en la vida.
Y de esta forma esas personas van cumpliendo años, pero no van cumpliendo sueños. Como dice el gran Emilio Duró: “no se trata de ponerle años a la vida, sino de ponerle vida a los años”.
Me gusta pensar que soy algo parecido a un programador de mentes. En mi trabajo como coach apoyo a mis clientes (los llamamos coachees) a descubrir sus creencias limi-tontas y a superarlas, sustituyéndolas por otra empoderantes.
Pero lo más importante no es sustituirlas cuando ya las hemos descubierto, sino crear programas mentales que ayuden a las personas a que esas creencias que les empoderan aparezcan de forma automática, en vez de que lo hagan las otras.
No hice la carrera de informática. Ni siquiera la de psicología o filosofía. Tan sólo soy un humilde economista que luego se ha formado en coaching, PNL y otras técnicas más innovadoras.
Una de ellas es la PNC (Programación NeuroCaligráfica), que se sustenta en tres pilares: la psicología positiva, la autosugestión y la grafotransformación. Es un trabajo de nueve meses mediante el cual conseguimos precisamente lo que estaba comentando: instalar de forma inconsciente pensamientos empoderantes.
Es algo así como que la PNC instala cookies positivas en la mente de las personas que se entrenan con nosotros. Quizás por eso uno de los comentarios que hacen con más frecuencia nuestros alumnos es el siguiente:
“No sé por qué, pero el otro día, frente a una situación que normalmente me generaba estrés y malestar, me vino a la mente una de las frases que me repito cada mañana y cada noche… y me sentí mucho mejor”.
Concluiré con una diferencia entre las auténticas cookies del mundo informático y las que nosotros utilizamos en nuestras formaciones:
En el mundo no informático, necesitamos repetirnos muchas veces una idea para que se nos quede grabada en el inconsciente. No es como cuando buscas algo en Google una sola vez y ya queda registrado para siempre (por eso te aparecen anuncios relacionados con ese tema continuamente).
Pero déjame decirte que vale la pena la repetición. Aunque pueda parecerte un poco pesado, si después de unos meses haciendo un trabajo personal de tan sólo quince minutos al día, consigues cambiar tu discurso interno para siempre… ¿crees que no te habrá valido la pena ese pequeño esfuerzo?
Nuestros alumnos y exalumnos concluyen con rotundidad que sí, que les ha valido mucho la alegría (que no la pena).
Feliz semana,
Por Manu Ramírez
Director General ESINEC
Buenos días Manu,
Nada más empezar a leer tu artículo ya sabía que te referías a PNC…he pensado, efectivamente así es como me siento haciendo este entrenamiento..cada día es como si en mi cerebro entraran unas cookies que me hicieran ver el dia en positivo y con ganas de ir a por un mundo WoW.
Gracias Manu
Gracias por esta cookie positiva, la incorporo a mi caja.
Me encanta!!
Me ha parecido, muy interesante llenar mi mente de cookies positivas, yo también escribí las frases positivas y me ayudan mucho. Gracias Manu.