
El origen del día del libro se remonta a 1926, fecha en la que el rey Alfonso XIII de España aprobó la propuesta que tres años antes había planteado el escritor y valenciano Vicente Clavel Andrés a la Cámara Oficial del Libro de Barcelona.
Un dato curioso: el primer día del libro fue el 7 de octubre de 1926 pero al año siguiente ya se instauró definitivamente la fecha que aún hoy celebramos. El motivo fue que, supuestamente, el 23 de abril de 1616 murieron Cervantes, Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega, aunque en realidad ya sabemos que no es del todo cierto.
Décadas más tarde, la Unión Internacional de Editores propuso esta fecha a la UNESCO a través del gobierno español, con la voluntad de fomentar la cultura y la protección de la propiedad intelectual mediante los derechos de autor.
En noviembre de 1995 se aprobó que, de manera oficial, el 23 de abril fuera el “Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor”.
Más de 100 países lo celebran, cada uno a su manera, pero es tradición en diversas culturas, como por ejemplo en la catalana, que las parejas se regalen un libro y una rosa, rindiendo homenaje a la leyenda de San Jorge y el dragón.
El objetivo de esta celebración es fomentar el placer por la lectura y respetar la contribución de los escritores al progreso social y cultural, especialmente entre la gente más joven.
¿Y cómo llevamos ese tema en nuestro país?
La primera vez que escribí y publiqué un libro, mi editor me dijo:
“Manu, en España hay más gente escribiendo que leyendo, cuando para saber escribir lo más importante es primero leer mucho”.
Según los datos de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) y el Ministerio de Cultura y Deporte obtenidos en el barómetro de hábitos de lectura y compra de libros de 2018, en España la población que lee con frecuencia es un 49,3% del total, los lectores ocasionales son un 12,5% y no leen nunca o casi nunca un 38,2%.
Y con este panorama (juzgue el lector si esperanzador o desolador; pues para gustos, colores), nos encontramos este año que el Día Internacional del Libro queda en cuarentena.
Así llevamos ya desde el domingo 15 de marzo y así nos vamos a quedar por un tiempo. Tiempo que podemos aprovechar para leer, por supuesto. La excusa principal de los no lectores queda también en cuarentena en estos momentos (no todo va a ser Netflix o estar sobre informados acerca del dichoso “bicho”).
Para aquellos que dicen que no les gusta leer (y obviamente también para todos los que sí lo aprecian), desde ESINEC tenemos algunas propuestas interesantes. Más de uno dice haberse convertido en lector después de conocer El regreso de Max, El poder del Ahora o Nunca y El legado, una trilogía de novelas sencillas y que llegan directas al corazón del lector, mostrándole el camino del liderazgo.
Si prefieres no ficción, tenemos otras dos propuestas también de desarrollo personal (o autoayuda, como suele denominarse a este género).
Manuel de felicidad, en el que explico las 7 claves para tener una vida plena y sentirte feliz la mayor parte del tiempo, y Cincuenta sombras de un gay, toda una oda a la libertad en la que, a través de mi propia historia personal, explico cuáles son los pasos que todo gay debe seguir desde el descubrimiento íntimo de su condición sexual hasta el momento en que puede desarrollar su vida y su sexualidad con naturalidad, sin esconderse, sin complejos, y sin sentirse un bicho raro.
Así que, con estos pelos, como reza el título de este post (pues algunos llevamos más tiempo del que quisiéramos sin pasar por las manos de nuestro peluquero), un servidor sigue leyendo (voy a tres libros por semana, para compensar a aquellos que no leen) y escribiendo en estos momentos mi tercer ensayo, que se llamará Maestría en Abundancia.
No lo busques aún en Amazon (los otros sí los tienes disponibles allí), pues estamos todavía en proceso de gestación (por no decir que “lo están peinando”).
En fin, querido lector o querida lectora. Si has llegado hasta aquí, ¡felicidades! No formas parte de ese 38,2% de personas que no leen.
Te animo a que sigas leyendo como parte de tu crecimiento personal y a que sigas apoyando la cultura en tu país, que es la que más rápidamente nos lleva al progreso, ése tan necesario en estos tiempos de crisis que corren.
Por Manu Ramírez
Director General ESINEC