No es fácil hacer un buen trabajo como padre o madre
Y menos cuando la objetividad es tan difícil de aplicar en un asunto tan delicado. Demasiadas variables, demasiadas condiciones, demasiadas circunstancias que escapan al control de las personas que están al cargo de otro ser humano. En esta entrada, la primera de una serie de consejos orientados para padres y madres. Este primero será para dar respuesta a una de las preguntas más importantes que toda madre y padre se hace. Así que, papá, si la cagas a menudo… felicidades.
¿Cómo no cagarla como padre?
*(Aunque el contenido de este post es aplicable para ambos casos, debido a que mañana es el día del padre, 19 de marzo, hablaré, en esta ocasión dirigiéndome al género masculino). Muchos padres se echan a temblar cada vez que esta pregunta les viene a la cabeza. Y no es para menos. Porque ser padre es todo un desafío a la responsabilidad.El verdadero problema surge cuando esa preocupación por desempeñar una buena labor acaba convirtiéndose en pánico. Muchos padres viven condicionados por el miedo a equivocarse y hacer daño a sus hijos, sin darse cuenta de que, precisamente, ese miedo es lo que más les acerca a cometer esas equivocaciones. En este artículo, quiero compartir contigo una idea que va a permitirte realizar una mejor función como padre. Lo primero de todo:
Papá, si la cagas a menudo… felicidades. Lo más probable es que ya estés haciendo un buen trabajo, o por lo menos estás buscando la manera de hacerlo, y eso ya es un paso importante para ser un mejor padre. A la hora de pensar cómo ser un buen padre, debes tener en cuenta, lo primero, la enorme diferencia entre querer hacer las cosas bien y tener miedo a equivocarse. Evidentemente nadie quiere equivocarse. Ni tú, ni yo, ni nadie. Pero errar es de humanos.
Te guste más o te guste menos, vas a cometer errores en todos los aspectos de tu vida. Y por supuesto, en tu función de padre, no vas a librarte. Sin embargo, uno de los peores errores, que sí puedes evitar, es creer que equivocarse es algo malo. Los errores son algo necesario. Es de nuestros errores de donde más aprendizajes sacamos. Mucho más de lo que puedas leer o de lo que te puedan contar. Las experiencias propias son las mejores lecciones que podemos tener en nuestra vida.
Hay algunas lecciones, imprescindibles para todo ser humano, que nadie te puede enseñar mejor que un padre
Olvida esa idea absurda de que se puede educar a los hijos de forma ideal. Deja de fijarte y hacer comparaciones con esas familias que “parecen” tan perfectas, porque muchas veces, son las que peor están. Sé consciente de que la perfección no es posible. Puedes hacer un buen trabajo. Incluso un trabajo excelente. Pero nunca será perfecto. Por mucho que te esfuerces, siempre va a haber algo que no le vas a enseñar, algo que no le vas a decir las suficientes veces, algo que no le vas a dar, algo que le hará daño, algo que sobrará o algo que faltará.
Ese es el motivo por el que hay adultos que sufren. Unos sufren porque sus padres fueron demasiado firmes. Otros porque fueron demasiado flexibles. Los hay que sufren porque sus padres les consentían muy poco. Otros porque les consentían demasiado. La lista es interminable. Lo ideal es que un padre busque siempre el equilibrio. Además, eres consciente de que el ser humano no se construye en 18 o 21 años, ¿verdad? De hecho, será cuando tu hijo/a termine de desarrollarse y llegue a ser adulto, cuando realmente empiece su aprendizaje en esta vida. Y todas las cosas que aprenda y desarrolle van a ser las que realmente le enriquezcan.
Tu labor como padre sólo es prepararle el terreno para que vuelen. Llegados a este punto, igual te estás preguntando: “entonces, ¿para qué molestarme en “aprender” a ser un buen padre?”. Muy sencillo. Porque hay algunas lecciones, imprescindibles para todo ser humano, que nadie te puede enseñar mejor que un padre.Hay una lección magistral, que si consigues que tu hijo/a la aprenda, habrás hecho un gran trabajo como padre:
Enséñale a que pierda el miedo a equivocarse
A que de los errores se pueden sacar grandes aprendizajes. Sé un referente aprendiendo de tus errores. Porque el miedo a equivocarte puede llevarte a ser un padre inseguro. Intentar un día una cosa y por miedo, cambiarlo al día siguiente, generando un ambiente inestable en el hogar.
Ese miedo también puede causar sobre protección, y en consecuencia hijos o hijas demasiado dependientes de sus padres. O incluso niños/as caprichosos/as que acaban tomando el control del hogar, al tener unos padres mental y emocionalmente limitados por el miedo. No voy a entrar en profundidad en esto, pero sí quiero que te tomes un momento para reflexionar sobre algo importante. Piensa en la gran diferencia que hay entre cuando haces algo con mucho miedo y cuando lo haces con seguridad.
Aunque las cosas no vayan cómo tú quieres, si lo haces con seguridad, es mucho más fácil rectificar a tiempo, obtener el resultado que deseas y sacar un aprendizaje de ello.Enseña eso a tus hijos y a tus hijas. La clave está en aceptar ese miedo.
Así que ya sabes, trata de hacer lo mejor que puedas. Si te equivocas, no te frustres ni te castigues. Es una nueva oportunidad para identificar lo que necesitas mejorar y enseñarle a tu hijo/a a no tener miedo a cometer errores. Y cuando los haya, aprender a utilizarlos para ser mejor persona. Es una de las enseñanzas más útiles que les puedes dar.